Cada creyente en Cristo usa la fe para defenderse de los ataques del enemigo. Y con razón, debemos aprender a usar el escudo de la fe para apagar los ataques del enemigo. Pero encuentro que la mayoría de los creyentes en Cristo viven en modo defensivo. La mayor parte de esto se debe a la creencia de que nuestras vidas deben ser difíciles todo el tiempo. Creen que el sufrimiento es necesario y debe de ser parte de la vida cristiana normal. Para ellos, debemos aceptar el sufrimiento porque Dios es más glorificado y nos volvemos más gloriosos a través del sufrimiento. Este tipo de creencia solo abre la puerta a la miseria y te matará.

Sí, Dios usa cualquier circunstancia negativa para nuestro bien, ya sea para fortalecer nuestro carácter, agudizando nuestra fe o creciendo en la virtud; sin embargo, el cristianismo normal no debe ser una vida de sufrimiento y afrontamiento, sino reinar en la vida y vivir como un vencedor. Eso no quiere decir que no habrá luchas y batallas que pelear aquí en la tierra. Podemos regocijarnos en nuestros sufrimientos, no regocijarnos por los sufrimientos ni abrazar nuestros sufrimientos. ¡Eso es una tontería!

Jesús vino para traernos una vida plena, al punto que si los no creyentes nos ven tan bienaventurados, desearían a quien tenemos: a Jesús. Pero, ¿qué gloria le trae a Cristo cuando un no creyente ve a un creyente en Cristo desgarrado por vivir una vida de sufrimiento llena de dificultades y pruebas, testificando que es voluntad de Dios? No es así. En la Palabra, cuando se trata de días buenos, es plural (1 Pedro 3:10), pero cuando describe un día malo, es singular (Efesios 6:3). Si estás leyendo esto, este año será el comienzo de muchos días buenos porque tus mejores días aún están por delante.

En lugar de vivir sucumbido al sufrimiento y orando por dificultades para que vengan cosas buenas, el Señor quiere que recibas todo lo que Su Hijo murió para darnos por fe a través de un descanso espiritual. Esta es una buena noticia especialmente para aquellos que actualmente están pasando por un valle, una prueba o sufrimiento. Prepárate porque no permanecerás allí por mucho tiempo. El Señor mismo pelea por ti como nunca antes.

Deuteronomio 3:22

Y él me respondió: “El Señor, delante de quien he andado, enviará Su ángel contigo para dar éxito a tu viaje, y tomarás mujer para mi hijo de entre mis parientes y de la casa de mi

Vemos esto expuesto en el libro de Deuteronomio. Dios nos ha dado “más tierra para poseer”, pero debemos entrar en modo ofensivo y tomarla como Josué y Caleb. Esto requiere que cambiemos nuestra percepción de la mediocridad espiritual pasiva a la fe vencedora y descarada del nuevo pacto que tiene hambre de la gloria de Dios, que está determinada a vivir una vida de victoria y propósito, y anhela recibir todo lo que Cristo ha planeado y destinado para nosotros a través de Su obra consumada, todo con el propósito de honrar a Cristo.

Esto significa que comencemos a soñar, a elevar nuestras esperanzas y a dar pasos firmes hacia los deseos y planes que el Señor nos ha dado en nuestros corazones. Tome decisiones, establezca metas y haga planes para que las cosas sucedan. Tome la iniciativa, arriesgue según el Espíritu te guíe desde adentro y ejecute con fe. Él quiere aumentarlo, prosperarlo y satisfacerlo más de lo que tu deseas, así que no tema.

Deuteronomio 3:18

En aquel tiempo le ordené a Josué: “Tus ojos han visto todo lo que el Señor, Dios de ustedes, ha hecho a estos dos reyes; así hará el Señor a todos los reinos por los cuales vas a pasar.»

¿Qué pasaría si te dijera que Dios ha ordenado una bendición específica con tu nombre este año? ¿Qué harías? ¿Por dónde empezarías? ¿Cómo procederás?

Permíteme señalarte la dirección correcta.

Muchos cristianos comenzarían con su desempeño. Se subirían a la rutina de vivir más santamente, orar más intensamente y ayunar durante más seguido. No estoy en contra de vivir más santamente, orar ni ayunar, pero en el momento en que estos se utilizan para ser bendecidos, recibir el favor y permanecer en el lado bueno de Dios, entonces, como Moisés, verás que tu bendición te pasa de largo. En cambio, sé como Josué.

Deuteronomio 3:21

En aquel tiempo yo les ordené a ustedes: “El Señor su Dios les ha dado esta tierra para poseerla. Todos ustedes, hombres valientes, cruzarán armados delante de sus hermanos, los israelitas,

En primer lugar, Josué creía que Dios había preparado una tierra llena de leche y miel. En otras palabras, Josué creía en una obra consumada. Cualquiera que fuera la tierra física para Josué bajo el Antiguo Pacto, la gracia de Dios es para el creyente en Cristo bajo el Nuevo Pacto. El fundamento para entrar en el reposo de Dios es creer en la obra consumada de Cristo y descansar de nuestras obras. Es un descanso espiritual donde ponemos fe en lo que Cristo ha hecho. Es un descanso de nuestras propias obras para ser perdonados, santificados, obedientes y justos.

En segundo lugar, Josué creía que Dios pelearía por él. Josué vio “todo lo que el Señor ha hecho” no solo con sus ojos físicos sino con los ojos de su corazón. Tenía una confianza firme en que el Señor nunca lo dejaría ni lo abandonaría. Dios le dio a Josué una garantía de que triunfaría en todos los reinos por los que pasara. Esto le dio a Josué valentía. De la misma manera, el Señor nos prometió que reinaríamos en vida si recibíamos la abundante gracia de Dios y el don de la justicia por la fe en Cristo. A diferencia de Josué, Dios está permanentemente dentro de nosotros y tiene Su presencia dentro de nosotros, siempre. Nuestra parte es creer y ampliar la esperanza sin miedo, la parte de Dios es guiarte a través de ti y pelear tus batallas con un triunfo garantizado mientras te concentras en estas verdades.

El triunfo está por delante de ti. El enemigo no puede detenerte, tu carne no puede impedirte que lo logres, ni la gente puede retrasarlo. Tendrás la misma valentía y fe de Josué para dar un paso adelante. Tu mayor victoria está justo por delante. Mantén tus ojos en la obra consumada de Jesús a través de la Palabra.

Por Joyner Briceno